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Bienvenidos al Blog: Salud física-mental

¡Hola! Sean todos bienvenidos a esta sección del blog donde hablaremos sobre la salud y las relaciones psicológicas que existen entre la mente y el cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos el 85% de las enfermedades son psicosomáticas, es decir, tienen un origen emocional.

En esta sección, compartiré contigo casos reales, en los cuales se han modificado los nombres, edades y géneros para proteger la privacidad de los pacientes o coachees atendidos.

Caso: Marta y su Alergia en la Piel

Hace un tiempo, me contactó una señora de unos 55 años llamada Marta, quien presentaba un inconveniente de alergia en la piel, precisamente en ambas pernas. Marta comenzó la sesión diciéndome que le habían dicho que yo podría eliminarle la alergia, a lo cual le respondí que no me dedico a «sacar» alergias. Lo que se hace en una sesión de coaching con PNL (Programación Neurolingüística) es buscar la emoción detrás de la dolencia, rastrear el evento que la originó y elegir una de las muchas técnicas que provee la PNL para abordar esa emoción.

Marta, intrigada, me preguntó cómo funcionaba eso. Entonces sin muchas vueltas le pregunté: «Marta, ¿hace cuánto tiempo tienes la alergia?» Ella respondió: «Hace unos 20 años, más o menos, Fernando.» Le pregunté nuevamente: «Marta, hace unos 22 años o un poco más, ¿viviste alguna situación de estrés que te generara una gran confusión (ya que si psicológicamente te encontras confundida, tu sistema de defensa trabaja confundido y te ataca en un determinado sector del cuerpo, y es así como surge el famoso termino enfermedades autoinmune) como no saber si separarte o no, cambiar de trabajo, mudarte, o algo similar? No es tanto lo que pasó, sino cómo lo tomaste.»

Marta recordó inmediatamente: Sus ojos se pusieron vidriosos, con un tono rojizo, «¡Sí, claro! Recuerdo que una hija mía sufrió tocamientos por parte de un tío. Fue una situación muy traumática, ¡horrible!»

Le dije que sentía mucho lo que había vivido, pero que, si ella estaba decidida, podríamos trabajar para eliminar la emoción relacionada con ese evento, lo que probablemente minimizaría o incluso eliminaría la alergia.

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Aplicando Técnicas de PNL

Marta, decidida, me dijo que quería eliminar todo ese malestar. Le pedí que cerrara los ojos, tomáramos unas respiraciones profundas y localizara el evento traumático. Ella respondió que le resultaba muy difícil enfrentarlo, así que decidí aplicar una técnica más «leve» para reducir la carga emocional, evitando que Marta reviviera ese trauma tan intensamente y así poder colapsar nuevamente.

Aplicamos una de mis técnicas favoritas llamada «Deuda Emocional». Al terminar, le pedí que abriera los ojos y le pregunté cómo se sentía. Marta, secándose las lágrimas y sonándose la nariz, me dijo: «Bien, la verdad, bien.» Luego le pregunté qué sentía en su cuerpo, y ella respondió: ¿mi cuerpo? «Siento los hombros raros, como si los pudiera mover más, no sé.»

Le respondí que era perfecto, y que era importante permitir que su cerebro se acostumbrara a estas nuevas sensaciones, ya que había estado sosteniendo una carga (a nivel inconsciente) innecesaria durante décadas.

Progresos y Resultados

Una semana después, Marta volvió. Le pregunté cómo estaba, y me dijo: «¡Bien! La alergia creo que sigue, pero he notado que mejoró mi relación con mi pareja, ya que no teníamos relaciones sexuales desde hace mucho tiempo.» Le expliqué que, al liberar trabas emocionales, ciertos patrones de comportamiento erróneos desaparecen, permitiéndonos tener una actitud diferente hacia la vida.

Le pregunté si quería continuar con el proceso de eliminar la condición que llamamos alergia, o si su objetivo había cambiado y ella, entusiasmada, respondió que sí, sigamos con la eliminación de la alergia.

Le pedí que ubicara nuevamente el evento de confusión, y me dijo que sí, pero que ahora lo sentía diferente: «Fue horrible lo que pasó, pero ya no lo siento tanto.» Le respondí que eso era perfecto y que ahora aplicaríamos dos técnicas para eliminar la condición definitivamente.

Primero, realizamos la «Técnica del Perdón». Al terminar, Marta abrió los ojos y me dijo que se sentía muy bien, como no lo había hecho en años. Luego, realizamos una técnica más específica para dolencias llamada «Reencuadre para la Salud», en la que se dialoga con el inconsciente.

Marta, algo sorprendida, me preguntó cómo se hablaba con el inconsciente. Le expliqué que yo haría unas preguntas y el inconsciente respondería mediante acciones en su cuerpo, como un pequeño piquete en el ojo, un brinquito en la pierna o brazo, cosquilleo en el cuero cabelludo, o algún zumbido.

Al terminar la técnica, informé a Marta que había quedado liberada de la alergia y le pedí que me avisara en uno o dos días cómo seguía su supuesto síntoma. A Marta la atendí un viernes, y al próximo lunes, o sea al tercer día me escribió para decirme que, desde el día siguiente a nuestra sesión, la alergia había desaparecido por completo. Le respondí que no se preocupara, que, si nos volvíamos a ver, no sería por el mismo motivo.

Superando la depresión Carla

Un día, una mujer me contactó para trabajar en un problema muy frecuente: la depresión. Ella tenía alrededor de 28 años, estaba soltera, vivía sola y tenía un trabajo estable; es decir, no parecía haber disconformidad en esas áreas. Sin embargo, se deprimía aparentemente sin razón aparente.

Al comenzar la sesión, le pregunté sobre su familia, si quería contarme algo al respecto. Me comentó que solo vivía con su madre, sin hermanos ni primos; solo ella y su madre. Entonces le pregunté qué experimentaba cuando decía que se sentía mal con «depresión». Ella respondió que no tenía ganas de salir de la cama, faltaba al trabajo y no le importaba si recibía una sanción por ello; en resumen, había días en los que se sentía bien y otros en los que no.

Luego, pregunté si ese era el problema que quería resolver, y me dijo que sí. Entonces le pregunté desde cuándo presentaba estos síntomas. Carla respondió que no estaba segura de si tenía relación, pero que estos comenzaron desde que su padre se fue y las abandonó. En ese momento, sus ojos se pusieron rojizos y sus pupilas adquirieron un tono vidrioso.

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Le dije que no se preocupara, que íbamos a resolver la situación y que empezaría a sentirse mucho mejor desde ese mismo día. Empezamos a trabajar con una técnica de psicología Gestalt llamada «técnica de la silla vacía», en la que ella expresó todo lo que no había podido decirle a su padre desde su partida. Al finalizar la técnica, Carla estaba llena de lágrimas, pero experimentaba un gran alivio por haber podido expresar todo el dolor que sentía y buscar una respuesta al tan buscado “¿por qué?”.

Una semana después, volvió para concluir el coaching. Me comentó que ya se sentía mucho mejor; para ella, la vida estaba comenzando a tener color nuevamente.

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